De Caseros a Cerro-Corá
Rosas tuvo una inteligencia superior y un fino, sensible, amplio y sutil instinto diplomático.
Cuando Paraguay declara su independencia en 1811 lo hace como “provincia”, y se siente una “provincia de la Confederación”, el mismo Gaspar Rodríguez de Francia lo toma y lo dice así, figurando incluso en documentos oficiales y en propuestas del mismo Francia que habla de una confederación. El pésimo manejo de Buenos Aires, que para imponer su voluntad a las provincias en general, y a Paraguay en particular, hace que esta se aísle hasta quedar totalmente separada.
Rosas consideraba al Paraguay una provincia de la Confederación pero veía su incorporación como un hecho natural a concretarse con el tiempo, una vez resuelto los problemas internos entre las demás provincias. Por tanto tuvo siempre el mayor cuidado en ofender al pueblo y gobiernos paraguayos, manteniéndose prescíndente de sus asuntos internos y hasta fronterizos. Incluso después de la batalla de Vences, derrotado Madariaga, para no ofender al pueblo paraguayo Rosas le ordena a Urquiza no perseguir al ejercito paraguayo que había cruzado el Paraná en auxilio a los correntinos.
Su visión inteligente y global de la política internacional, le hace ver a Rosas claramente su enemigo en el imperio de Brasil y en una política liberal extranjerizante, representada por los unitarios. Los López en cambio, héroes en su patria, no tuvieron esta visión global, y veían en Rosas solo el caudillo terco que no quería “reconocerles formalmente la independencia”, sin ver que cayendo Rosas caía todo un sistema que resistía el avance mercantilista liberal unitario. Esto los llevó a dejarse envolver por el imperio, con tratados y alianzas que terminarían en Caseros, sin sospechar que eran los vencedores de Caseros los mismos personajes que, terminado Rosas y el federalismo, terminarían con López y el Paraguay. En Caseros quedó sellada la suerte de Paraguay
En 1868
Mitre confiesa cínicamente
“Hemos explicado que la política de la alianza de 1851 es el punto de partida y la base en que reposa la política liberal del Río de La Plata”...”¿Que nos falta para alcanzar los propósitos de 1851? Que las Republicas Oriental y del Paraguay se den gobiernos liberales, regidos por instituciones libres” (La Nación, 24 de diciembre de 1864)
“Viene ahora el turno del Paraguay...El Paraguay, que es la negación de los propósitos del 51, se encuentra hoy, precisamente por eso, unido al Uruguay” (La Nación, 23 de diciembre de 1864)
“La República Argentina está en el Imprescindible deber de formar alianza con Brasil, a fin de derrocar esa abominable dictadura de López y abrir al comercio del mundo esa esplendida y magnífica región que posee además los mas variados y preciosos productos de los trópicos y ríos navegables para exportarlos” (La Nación Argentina. 3 de febrero de 1865) Es evidente que al liberalismo, lo que le importaba, no era la “tiraría de López”, sino la esplendida y magnífica región.
El camino era Caseros, Paysandú, Cerro Corá. Muy caro le costó al Paraguay, esta visión corta de los López, que evidentemente no habían comprendido el pensamiento genial de Rosas.
Breves antecedentes de la guerra
(ver el "Tratado de Puntas del Rosario" )
“La América no conoce la historia del Paraguay sino contada por sus rivales. El silencio del aislamiento ha dejado a la calumnia victoriosa” (Alberdi. “Intereses, peligros y garantías de los Estados del Pacífico. Paris, septiembre de 1866. El imperio del Brasil…pag. 83)
“El Paraguay conoce lo que puede y vale…Sus hijos aman su tierra…puede ser destruido por alguna grande potencia, mas no será esclavizada por ninguna” (López a Rosas. Asunción 28 de julio de 1844)
“El Dr. Francia pensó en su pueblo como su pueblo quería que se piense de él. Les dio paz, tierras, trabajo, escuelas, disciplina y todo lo que sus libertadores le han quitado. Esa es la verdad.” (Carlos Pereyra.
Francisco Solano López y la Guerra del Paraguay.p.21)
Las causas esenciales de la guerra del Paraguay fueron los intereses británicos, la ambición brasileña y la ceguera Argentina. En secreto se hizo la trama, y desde la prensa se fogoneó el incendio. Paraguay se había mantenido prescindente de las guerras civiles entre provincias, y el aislamiento le dio impulso propio. Un aislamiento totalmente justificable si se tiene en cuenta la perversa política liberal porteña erigida por “derecho universal” en heredera, jefa y dueña de la nación. Un aislamiento que le dio medio siglo de prosperidad, y luego su aniquilamiento a manos de traidores y cipayos al servicio del imperio inglés.
El dictador Francia gobernó con mano dura el Paraguay. Expropió las propiedades rurales y se la dio a los campesinos, y formó las “estancias de la patria” donde los paraguayos trabajaban en comunidad, obteniendo el beneficio de su propio trabajo. Persiguió y suprimió todo tipo de comercio especulativo y el gobierno mismo exportaba o negociaba la producción. No había ricos, especuladores, oligarcas ni financistas. El robo era castigado con la muerte y según testigos extranjeros se podía andar de noche por la campaña con dinero, sin peligro alguno. La riqueza era de los paraguayos. Los productos del país abarrotaban los depósitos y se exportaba cuero, tabaco, yerba. etc.
La personalidad de Francia queda estampada en el siguiente episodio: en 1815 de Director Supremo Alvear manda al comisionista Juan Robertson con una nota oficial con la siguiente propuesta:
“Yo ofrezco a V.E. los fusiles, municiones y cañones que necesite para la defensa de esa provincia, y en cambio solicito es envíe a este ejército un número proporcionado de reclutas; todo computado bajo un pié de reciprocidad que consulte los intereses de ambos pueblos” Según Robertson la proporción era de 25 fusiles por cada cien reclutas que entregará Paraguay. El dictador Francia llamo al hermano de Juan, Guillermo Robertson, y el dijo indignado
“Vea lo que su hermano ha tenido la insolencia y el valor de hacer. ¡ha negociado con el vil Alvear armas por sangre de paraguayos! ¡ha ofrecido hombres por mosquetes! ¡Se ha atrevido a intentar vender mi pueblo!” (AGNA, Relaciones Exteriores. Paraguay. Correspondencia con el Gobierno Argentino. Alvear a Francia 15 de marzo de 1815. / A.G.Mellid. o.cit.t.I.p.246)
Mientras Moreno consideraba que
“se reputará decente toda persona blanca que se presente vestida de fraque y levita” y
Rivadavia negaba el voto hasta a los
“criados a sueldo, peones jornaleros y soldadas de línea”. José Gaspar Rodríguez de Francia, Dictador Perpetuo de Paraguay, a quien los liberales porteños no se cansaron de criticar, había impuesto que los representantes fueran electos
“por todo el pueblo en uso y ejercicio de los derechos naturales y libres inherentes a todos los Ciudadanos de cualquier Estado, Clase o condición que sean”. y las cualidades a reunir por los elegidos
“no dependen del calzado ni de otros adornos externos, porque ellos no tienen la menor conexión con las circunstancias que constituyen el carácter de un hombre de bien y de un honrado patriota” (La Junta a los Cabildos. 26 agosto de 1813 ANA vol.4 cit. A.G.Mellid.p.235)
Muerto Francia, lo sucede Carlos Antonio López, un abogado que además de seguir la política de Francia, se preocupo en modernizar el paraguay. No importaba artículos suntuosos, y los que necesitaba los canjeaba por productos del país, que transportaba en sus propios barcos. Tenía una flota fluvial y de ultramar de veinte vapores y cincuenta veleros, para llevar a Europa su producción, incluido el primer vapor fabricado en América. En vez de “importar capitales”, importaba los técnicos que necesitaba el Paraguay, y el estado hizo ferrocarriles, telégrafos, anales de riego, fundición de hierro, fabricación de sus armas y hasta de la pólvora que necesitaba. A la muerte de Carlos Antonio, lo sucede su hijo
Francisco Solano López, educado en Europa donde actuó además en representación de su patria, siendo luego, durante el gobierno de su padre, general del ejercito.
Sobre una población de 400.000 habitantes había más de 400 escuelas. En Paraguay
“no hay niño que no sepa leer y escribir...” diría el estadounidense Hopkins en 1845. En Paraguay no había analfabetos, y durante la guerra en los frentes de batalla había un carro destinado a imprenta, donde se imprimían boletines de informes que eran muy difundidos entre la tropa. Ante las necesidad de la guerra, en el mismo frente de batalla se fabricaba el papel y la tinta, y se publicaron varios periódicos de amplia difusión, en castellano y guarani, con informe de las tropas y hasta humoradas sobre el ejercito aliado. La ley de patentes de invención elogiada en el mundo (menos por nuestros genios liberales), nuevos métodos de producción, incentivo al ingreso de técnicos. El gobierno becaba en Europa y Estados Unidos sus futuros técnicos e ingenieros.
Paraguay no tenia deuda interna ni externa y en toda su existencia, incluida la guerra, nunca pidió un empréstito.
Los empréstitos del Paraguay serían impuestos por los gobiernos "liberales" bajo la influencia aliada y británica, terminada la guerra.
Liberación o dependencia
Mientras la prensa liberal levantaba diatribas y mentiras y Mitre preparaba la ruina del Paraguay, el propio Mitre reconocía a López:
“V.E. se halla en muchos aspectos en condiciones mucho más favorables que las nuestras. A la cabeza de un pueblo tranquilo y laborioso que se va engrandeciendo por la paz y llamando en ese sentido la atención del mundo; con medios poderosos de gobierno que saca de esa misma situación pacífica, respetado y estimado por todos los vecinos que cultivan con el relaciones proficuas de comercio; su política está trazada de antemano y su tarea es tal vez más fácil que la nuestra en estas regiones tempestuosas, y es como lo ha dicho muy bien un periódico ingles de esta ciudad, V.E. es el "Leopoldo de estas regiones", cuyos vapores suben y bajan los ríos superiores enarbolando la bandera pacífica del comercio, y cuya posición será más alta y respetable, cuanto más se normalice ese modo de ser entre estos países.” (Mitre a López. 2 de enero de 1864. Archivo del Gral. Mitre. II .p.50.Biblioteca de la Nación) (AGM.I.p.426). Increíblemente el que escribía esto estaba preparando la trama que llevaría al genocidio casi completo del “pueblo tranquilo y laborioso”. Pero este progreso independiente de Paraguay sería a su vez su ruina porque Inglaterra y su secta de liberales locales no podían permitir que un mal ejemplo pudiera hacer caer todo un sistema colonial imperante y establecido en América del Sur. No se trataba simplemente de si López era tirano o no, si el pueblo lo amaba o no. Esas eran las eternas excusas del liberalismo.
Mientras López anunciaba la construcción de vías férreas con capitales y esfuerzos propios, Mitre inauguraba el ferrocarril del Sud:
“Démonos cuenta de este triunfo pacífico, busquemos el nervio motor de estos progresos y veamos cuales la fuerza inicial que lo pone en movimiento.¿cual es la fuerza que impulsa este progreso? ¡Señores, es el capital ingles!”. (Mitre.Arengas.p.192) Ese es el verdadero meollo de la cuestión. El progreso “independiente” de paraguay daba por tierra con las teorías liberales de “libre comercio”, “empresa privada” y “progreso liberal”. El mismo Alberdi lo nota y lo dice:
“Hoy mismo, en 1865, ¿por quienes esta bloqueado el Paraguay sino por sus eternos bloqueadores de toda la vida, los intereses monopolistas de los que tienen las puertas del Plata?” (Alberdi. Los intereses argentinos. p.18)(AGM.t.I.p.429)(Ver
Alberdi y La guerra del Parguay )
El secretario de la embajada británica en Buenos Aires Mr.G.T.Gould decía que
“…(Paraguay) a pesar de los hábitos industriosos de sus habitantes, grandes recursos naturales sin desarrollar y una fertilidad extraordinaria, su comercio extranjero ha sido siempre muy limitado debido a las dificultades creadas por el gobierno, los monopolios que conservaba, existiendo restricciones de toda clase respecto a la navegación del Paraguay”. (Benites. Anales diplomáticos….. Cit.AGM.t.I.p.430) Mr Gould llamaba “monopolio” porque no eran ingleses, que en ese caso “son mejores”
Estos conceptos de Mr. Gould sobre “monopolios” no pasaron desapercibidos para Alberdi, que luego de estudiar “los empréstitos” colocados en Londres en 1871 y 1872 escribió:
“Cuando más se estudia y conocen los empréstitos paraguayos, en cuanto a los orígenes, agentes, motivos y condiciones, más se descubre que fueron hechos como maniobra de guerra contra paraguay; y mejor se comprende entonces porqué han sido levantados por hombres que eran Agentes y cooperadores oficiosos del poder que ha destruido al Paraguay con la mira de absorberlo una vez destruido” (Alberdi. De los abusos y víctimas del Crédito Publico. Montevideo 1876) Esa era la verdadera lucha: Liberación o dependencia.
La trama secreta del genocidio - El centralismo porteño.
La planificación del genocidio estuvo lista mucho antes del conflicto, bajo la batuta inglesa. Los últimos detalles se convienen en Buenos Aires con la reunión del gabinete en palermo, el representante brasilero y el propio representante inglés, Eduard Thornton. Preveía la distribución del botín de guerra y prohibía entablar conversaciones de paz por separado; es decir, una guerra “de aniquilamiento”. (Ver los tratados de Puntas del Rosario y de la
Triple Alianza )
Algunos historiadores pretenden que la entrada de argentina en la guerra se debió a que Paraguay, por defender a Uruguay, “violó” territorio argentino. Esa no es ni siquiera una excusa válida. Las raíces del conflicto deben buscarse mucho antes, en los acontecimientos posteriores a 1810, en que la oligarquía porteña quiere imponerse a las demás provincias, con derechos al control de la entrada al río y usufructo del puerto. Prefieren la perdida y separación de aquellos que no se sometan, como el caso de la banda oriental, y así es como rechazan la incorporación de diputados del interior.
La junta de Buenos Aires instruyó a
Manuel Belgrano al frente de un ejército a “liberar” Paraguay. El generoso Belgrano creyó que el pueblo paraguayo lo recibiría como libertador. Se desengañará al avanzar en territorio paraguayo y ver el vacío que le hace la población y la defensa que le opone contra quien consideraban un invasor. Vencido Belgrano propone un arreglo decoroso; comunica al vencedor (general Cabañas) , y que no había venido a pelear
“entre hermanos, parientes y paisanos”, “no en conquista sino en auxilio”, a
“concederles un comercio liberal a sus productos”y que los hijos de la tierra
“recobrasen los derechos que por todos títulos corresponden”, añadiendo que
“las provincias del Río de la Plata están ya unidas y en obediencia a la capital” y le sugiere que
“elija el diputado que le corresponda, se una, y guarde el orden de dependencia determinado por la voluntad soberana” Nótese que los porteños, lo que no ganaron con las armas querían ganarlo con argucias: después de hablarles de devolverles los derechos (?¿) le pretenden imponer obediencia y dependencia a la capital, determinado por una voluntad que no es la soberana del pueblo paraguayo, sino porteño.
El Dr. Francia, que en principio se sentía “parte de la confederación”, debió mantenerse permanentemente a la defensiva del centralismo porteño, que trató de doblegarlo por la fuerza de las armas, trabando el comercio y la navegación de los ríos, y hasta con palabras de amenaza o halagos que trataban de envolverlo.
Buenos Aires no desperdiciaba ocasión para tratar de “imponer” su voluntad o “razón”, (como al resto de las provincias) en forma insidiosa, engañosa y malintencionada. Entre tantas, a modo de ejemplo, la comunicación que hiciera
el “iluminado” Rivadavia con su habitual palabrerío:
“Los principios que movieron la revolución de Bs.As. y que la han constituido la Capital de la ciudades libres de América y el resorte siempre activo y nunca deficiente de la libertad de tan vasto y rico continente; dan a aquellos a quienes ha confiado la dirección de tan grande obra toda la superioridad que demanda el interés general de los pueblos” Rivadavia no solamente trata de enredar en palabras al Dr Francia, adjudicando a BsAs Capital de América “de facto”, sino que se adjudica a si mismo la superioridad. Paraguay en boca de Larios Galván, simplemente le contesta “Tendrá muy presente la Junta su mediación al modo de esa Exma. puede hacerlo con la mía elevada al mismo rango que la de V,M.” La verdad que Rivadavia, fue un eterno papelonero.
Paraguay hizo su propia revolucion en mayo de 1811, y por oficio del 25 de septiembre de 1811 del Triunvirato a la Junta Gobernativa del Paraguay anunciaba que
“el gobierno no exige otra cosa de los pueblos que una justa obediencia a sus determinaciones”, como si eso fuera poco. Estas actitudes prepotentes y hegemónicas porteñas, y la nefasta política rivadaviana, llevarían al aislamiento del Paraguay, y por lo tanto a su progreso independiente de las potencias extranjeras (Inglaterra) y luego a su ruina. Esta se vería incentivada con la política liberal y entreguista del mitrismo.
¿Que derecho tenia Buenos Aires a exigir obediencia? Lo dice Mitre y Vicente Fidel López.
“A los doce días, una expedición de ciento cincuenta voluntarios…partían de Buenos Aires para llevar los mandatos de pueblo en la punta de las bayonetas.” (Mitre.Historia de Belgrano.t.I,cap.XI.p.350)
“Fuera de Asunción todo era bosques y campos que si alguna vez se labraron, estaban ahora empobrecidos y poblados por una raza indígena y servil que su mayor parte, mal mezclada, y tan miserable que ya por el clima, ya por la insuperable dificultad de obtener telas para vestirse, vivía completamente desnuda desde sus primeros años. Si esto era pueblo, y allí entonces, es claro que era un pueblo de cuya acción no podía contar la Junta Gubernativa de Buenos Aires para traerlo a obrar en nombre de sus principios” (López. Hist.Arg. t. III.p.342) La deducción es directa: eliminar a esa raza inferior que decía
Sarmiento. Realmente no se puede creer la mentalidad recalcitrante de nuestros “historiadores” y “próceres”.
El imperio siempre había codiciado el Paraguay. La revolución de mayo de 1811 en Asunción no fue contra España, sino contra la entrega que pretendía hacerse al Imperio. El bando del 17 de mayo proclamaba
“que confederándose con Buenos Aires no tendría otra mira sino la de la defensa común, bajo un sistema de mutua unión, amistad y conformidad, cuya base sea la igualdad de los derechos…” ¡Precursora idea de Confederación en el Río de La Plata¡ ¡Ah, que distinto hubiese sido el destino de todos si la oligarquía portuaria de Buenos Aires no se hubiera empañado en frustrar ese destino¡ (A.G.M.o.cit.t.I.p152)
En 1826 el cónsul brasilero informa a su gobierno que
“Después de Brasil, es sin contradicción la primera potencia de la América” y en 1830 lo califica de
“colosso nascente” al que propone acabar mediante
“huma rápida, e bem combinada invsao” (Antonio Manoel Correa da Cámara al ministerio de Negocios Extranjeros del Imperio. 2 de abril de 1830 Anais do Itamaraty IV.p.166) (A.G.M.o.cit.p31)
Para Paraguay era vital mantener independiente Uruguay como garantía de equilibrio en el plata. Para Inglaterra en cambio, la prioridad era “terminar” con el mal ejemplo de paraguay, y utilizaría a Brasil y Argentina como peones de la partida. Bajo cualquier excusa, estos últimos ocupan Uruguay, y necesariamente obligan a López a defenderla.
La prensa imperial y mitrista venía preparando el ambiente, con mentiras y diatribas contra
“el tirano López”, que
“ha infringido todos los usos de las naciones civilizadas” (¿?) y el periódico Standard de Bs.As. anticipaba que Mitre
“llevará en su victoriosa carrera, además del peso de glorias pasadas, el impulso irresistible de la opinión pública en una causa justa”. No se a que glorias del "eterno perdedor" general aludía el Standard ni a que opinión publica se refería ya que, salvo la oligarquía porteña, toda le era adversa.
El convenio se mantuvo en secreto para no pasar como “país agresor” sino como “país agredido”, para no cargar con la responsabilidad histórica de la guerra y para no despertar oposiciones. La infidencia del representante estadounidense en informe a su gobierno, hace conocer de antemano el “convenio”, lo que provoca una serie de reacciones en la prensa, y hasta en Hispanoamérica; pero ya estábamos “hasta las rodillas”.
La oposición federal es unánime, y hasta los unitarios se manifiestan en contra de la política mitrista: José Hernández (El Argentino) y Evaristo Carriego ( El litoral) apoyan la actitud del Supremo y se preguntan si no deban ayudarlo los argentinos. Parecido opinan Francisco Fernández y Olegario Andrade (Concepción del Uruguay), Navarro Viola y Carlos Guido y Spano (Bs.As. El americano), el gobernador liberal de Corrientes, Manuel Lagraña y su correligionario Patricio Cullen que gobierna Santa Fe. En interpelación a Elizalde, Adolfo Alsina le dice
“con su mediación en las cosas orientales ha empezado a trenzar la soga con que tal vez nos ahorque” y se dirá que a Mitre
“los brasileros le hacían tragar amargo y escupir dulce”
Pero La Nación mitrista sigue preparando el ambiente y metiendo leña al fuego:
“…la necesidad de robustecer cada vez más la alianza entre Río de Janeiro y Buenos Aires, dos gobiernos sinceramente liberales que no pueden permitir que la tranquilidad del Río de La Plata dependa de las desconfianzas sombrías de un déspota ni de las tendencias salvajes de los caudillos” (La Nación 3 de diciembre de 1864)
¿Río de Janeiro liberal?...¿Un gobierno que sobre una población de 10 millones mantiene 1,7 millones en la esclavitud?...¿un gobierno que lleva a la guerra 45 negros esclavos por cada blanco? ¿liberal? Eso es lo que entendía por liberal el genocida de Mitre.
“¿Que vamos buscando en la acción de Brasil? (…) la terminación de las autoridades semi-salvajes que tratan de conflagrar en el Río de La Plata” (La Nación, 26 de noviembre se 1864)
“Paraguay necesita regenerase, y esa regeneración creemos que no podrá obtenerse de otro modo que a cañonazos” (El Orden). La mentalidad liberal opinaba que
“insignificante en si mismo, el Paraguay podía impedir el desarrollo y el progreso de todos sus vecinos. Su existencia era nociva y su extinción como nacionalidad o la caída de la familia reinante debía ser provechosa para su propio pueblo como también para todo el mundo” (Washburn. Historia del Paraguay)
Mientras la prensa liberal y mitrista (La Nación de Mitre, El Orden de Domínguez, Tribuna de los Varela, El nacional de Sarmiento), fogoneaba con mentiras y llamaba
“gobiernos semi-salvajes”, los europeos (que Mitre idolatraba) publicaban conceptos muy distintos sobre Paraguay:
“De todos los países de la América del Sud que desde hace cincuenta años buscan el verdadero camino que conduce a los pueblos a ser grandes naciones, el Paraguay es, sin contradicción, el que ha hecho más esfuerzos para desembarazarse de las ligaduras de la barbarie…” (Revue des Razes Latines. Art. De H.Francignes. Parias, 1861) (A.G.M. o.cit.t.I.p.362)
Las futuras acciones de guerra dejarán bien en claro quienes fueron los “salvajes” y genocidas: Mitre, que antes llamó a López
“el Leopoldo de estas regiones” ahora lo llama el
“Atila de América”, “la ultima vergüenza del continente” y habla
“de los paraguayos libres que gimen bajo un tirano”. Y para eliminar los gemidos, piensa “eliminar a todos los que gimen.”
Los ejércitos del conflicto
Cada hombre de paraguay era un soldado de su patria, y tenia obligación de tener sus armas y cuatro caballos a disposición en defensa de su patria; “los paraguayos aventajan a los de Buenos Aires en sagacidad, actividad, estaura y proporciones” (Azara- Descripción e historia del Paraguay. t.I.cap.XIV..p.363) Cada hombre que entraba en el ejército, fuera quien fuera, empezaba “de abajo”. Cada hombre y mujer de paraguay, defendían “lo suyo”.
El ejército de brasil era una calamidad; Los nobles ocupaban la oficialidad, y llevaban esclavos o libertos como soldados. Por cada blanco había 45 negros. ¿Qué espíritu de lucha podía habar en un ejercito así? ¿que les importaba a los negros dejar el pellejo en un país exótico, en una guerra que no era la suya, para defender precisamente a los que los maltrataban y esclavizaban en su tierra?
En el ejército Argentino, aunque en menor medida, pasaba algo parecido. Los paisanos no querían ir a una guerra contra sus hermanos Paraguayos, sino contra los porteños y macacos brasileros. Ni el ofrecimiento de paga varió la negativa a incorporarse y la incorporación debió hacerse forzosa, y los "voluntarios" de la guera del Paraguay eran “engrillados” y atados “codo con codo”: “doscientos grilletes para los voluntarios de la guerra del Paraguay” y varios batallones de “enganchados” se sublevaban antes de partir.
Ver : El desbande de Basualdo (03-07-1865)
La intriga “civilizadora”
Paraguay era un mal ejemplo que Inglaterra no podía permitir, y arma la intriga del Brasil de Pedro II, la Confederación de Mitre, y el Uruguay de Flores, para acabar con
López, y hasta con el pueblo paraguayo.
A Mitre no le bastó llevar la “Libertad y Civilización” a las provincias del interior. También la ”exportaría” a los países vecinos. Mientras Entre Ríos estallaba en gritos contra el mitrismo, y la prensa de Buenos Aires proseguía su violenta campaña contra el mariscal López y contra la nación Paraguaya. Desde el momento en que Paraguay declara la guerra al Brasil arreciaron los ataques de la prensa mitrista. Fue una campaña dementiras e infamias ;
"no puede dudarse que esos artículos fueron la principal causa de la declaración de guerra de la República Argentina". (Jorge Thompson)
Retirado
Urquiza al Palacio de San José después de Pavón, Mitre se dedica a limpiar el interior de federales. Interviene provincias, cambia gobiernos no adictos, tolera a otros como los Taboada de Santiago del Estero, y entra a sangre y fuego en La Rioja, (último reducto federal con las montoneras del Chacho) usando de punta de lanza al terrorista
Sarmiento. En vano los federales esperan y piden el pronunciamiento de Urquiza, el apoyo o al menos una señal, pero Urquiza, en forma incomprensible guarda silencio absoluto en su Palacio de San José, y deja que se cometa el holocausto de gauchos federales. Ni siquiera contesta la correspondencia del Chacho Peñaloza y el pedido de instrucciones de sus subordinados, como
López Jordán que pide instrucciones. Nada hace Urquiza, sino asegurarle a Mitre que se mantendrá prescindente de la lucha, porque “no pertenece a ningún partido” y esta por encima de las luchas internas y asumió el título del “Washington de Sudamérica” que Mitre le asignó. (Ver
"La defeccion de Urquiza" a la guerra del Paraguay )
En Uruguay gobierna el partido blanco (federal) que convoca también a los colorados al gobierno y al olvido de los enfrentamientos pasados (incentivados por el Imperio, dicho sea de paso) mediante una amnistía. Pero esta situación no le convenía a Mitre, que quiere
“llevar la civilización” y terminar con todos los federales. Tampoco al Imperio que perdería así su viejo sueño de anexar la “Cisplatina”, y mucho menos le conviene a Inglaterra, el verdadero instigador, que ve amenazado su “libre comercio”.
Desconozco si algún pacto secreto (¿de la masonería, de la que ambos eran miembros?) los mantiene “sin agredirse” a Mitre y Urquiza, pero lo cierto es que Mitre “le tiene ganas” pero no se anima, y Urquiza sigue jugando a dos puntas, como siempre lo hizo. Ofrece amistad y pactos a López, de Paraguay, pero éste desconfía y pide que Urquiza de “pruebas”. Despechado con López ofrece apoyo a Inglaterra en la agresión a Paraguay y busca el apoyo brasileño. Cuando estos agreden al Uruguay, no solo se mantiene prescindente, sino que además deja su propio ejército “de a pie” porque le vende a buen precio toda la caballada del propio ejército (30.000 caballos).(Ver
"La defeccion de Urquiza" a la guerra del Paraguay )
Mitre "l adora a Urquiza:
“Nos toca combatir de nuevo bajo la misma bandera que reunió en Caseros a todos los Argentinos” (Mitre a Urquiza. JMR t.VII.p.122) Mitre se refería a la bandera imperial, y de este modo le agradecía a Urquiza que no ayudase a López ni permitiera el paso del ejército Paraguayo en auxilio a Uruguay agredido por Brasil. Para ese entonces, Urquiza ya había vendido a buen precio toda la caballada de su ejército a los brasileños.
“Corresponda esta adquisición al desarme del adversario, pues los entrerrianos, óptimos y admirables jinetes, no formaban sino pobre infantería. Y de esta manera Urquiza fue anulado como valor combatiente…No había en Urquiza la pasta de un hombre de estado; no pasaba de un condotiere…Permaneció inactivo por lo tanto. De hecho, traicionaba a todos. Cuidó Brasil tornarlo inofensivo. Urquiza, a pesar de ser inmensamente rico, tenía por la fortuna un amor inmoderado; el general Osorio le conocía el lado flaco” (J. Pandá Cológeras. “Formaçao histórica do Brasil”) El brasileño general Osorio, que comandó la caballería brasileña en Caseros en 1851, conocía bien “el lado flaco” de Urquiza
Desde Concepción José Hernández declara que
“Ya no es hora de la pluma” tratando de que Urquiza, (supuesto federal) , haga algo, pero Urquiza “lo mira por televisión”. Es que ya había hecho su negocio de la guerra, y ahora de apie, hacía la suya.
El Imperio comienza con reclamos por supuestas agresiones de hacendados brasileños en territorio Uruguayo, y hacen proposiciones imposibles de cumplir, para que no se les diluya “el motivo” para la agresión. Berro (presidente Uruguayo) pide auxilio a López, a quien el Imperio codicia, pero a su vez teme si no tiene de aliado a la Confederación y el visto bueno y ayuda de Inglaterra.
Brasil agrede cañoneando un buque. Uruguay reclama y se lo comunica a López, pero mientras la correspondencia diplomática va y vuelve a Asunción, el ministro de relaciones exteriores de Uruguay, Lamas, “entrega vergonzosamente” a su gobierno ante Mitre, de manera tal que cuando llega a Bs.As. el reclamo Paraguayo, Elizalde le contesta poco menos que “vos no te metas que ya arreglamos todo”. El representante brasilero, que dudaba del apoyo de Bs.As. y no se animaba solo contra Paraguay, le pide audiencia a Mitre, y éste se la concede a las 11 de la mañana con todo el gabinete reunido, incluido el representante inglés, que al perecer también formaba parte “del gabinete”.
Con el visto bueno de Inglaterra, brasil se decide a la agresión abierta, y abastece a la flota en armas y municiones en Bs.As. Ante la protesta diplomática uruguaya, Mitre niega lo evidente, ya que se hacía a plena luz del día en la rada del puerto de Bs.As.
La guerra estaba decidida con anterioridad a 1865. El 21 de octubre de 1864 Manuel Senén Rodríguez le escribe a Berges, anticipándole la guerra del paraguay. Este le contesta:
“Ningún esfuerzo me cuesta creer la noticia que V. se sirve transmitirme de que el Brasil va a declarar la guerra al Paraguay, pues siempre hemos pensado que la absorción del Estado Oriental era solo una escala de descanso para llegar al Paraguay” (M.R.E.P/C.C.C. vol.I.p.307) y ya en 1863 el Padre Domingo Ereño en carta al político oriental Joaquín Requena García le prevenía
“ Buenos Aires ha sido y será siempre el foco de los enemigos, y cuna de trabajo contra esa República, contra todas las provincias y hasta contra el Paraguay” (Concepción del Uruguay, 25 de agoste de 1863.Efraín Cardozo. Vísperas de la guerra. Bs.As. 1954.Ateneo. p.163)
Primera acción de guerra - Año nuevo de 1865
Venancio Flores, “el degollador de Cañada de Gómez”, intima a Leandro Gómez la rendición de Paysandú andes de la salida del sol del 5 de diciembre de 1864. “Vencido de plazo fijado, y procediéndose enseguida al ataque V.S. pagará con su vida las consecuencias y desastres que puedan ocasionarse”
La flota Imperial ataca y bombardea Paysandú durante varios días sin poder rendirla. Como se queda sin municiones, se reabastece en Bs.As. en el parque de Mitre y bombardea por segunda vez Paysandú, que aún resiste con 600 hombres en la defensa, atacado a su vez con 9.000 hombres por tierra.
Desalojado Paysandú de civiles, Paysandú resiste varios días con la bandera hondeando en la torre de la iglesia, y es totalmente incendiada a la vista impotente de los argentinos desde la otra orilla, que nada podían hacer ante la negativa y silencio cómplice de Urquiza. (Para esto Urquiza, que siempre jugo a dos puntas, ya había vendido la caballada).
Se rinde la plaza y su Jefe general Leandro Gómez, ya rendido y prisionero, es fusilado sin más trámite. Como toda la prensa (hasta la unitaria) repudia el hecho, el diario La Nación Argentina (de Mitre), dice cínicamente: “La gran cuestión no es saber si Leandro Gómez le tiene miedo a las balas;(la gran cuestión) es saber qué conviene a la libertad y la civilización” Como tantas veces se cometían crímenes en nombre de “la libertad y la civilización”
Mitre, aliado a Brasil y al gobierno impuesto por este, declarara la Guerra al Paraguay, como de costumbre, con frases célebres: “Tres días en los cuarteles, tres semanas en campaña, tres meses en Asunción”. La guerra duraría cinco penosos años, y Mitre, como no podía ser menos, fue general de todos los ejércitos. No gana ni una batalla y los brasileros lo reemplazan. Una guerra injusta, un genocidio del pueblo paraguayo que vio reducida su población masculina en un 99,60 % en varones de más de diez años. Y todo en nombre de "la civilización y la libertad".
El 1 de mayo de 1865, Mitre en mensaje al Congreso: “ Esta fecha quedará consignada a la altura de mayo: 1865; iniciación de la política expansionista del pensamiento argentino.(...) la Republica entra en la labor de establecer las afinidades de la civilización en las regiones bárbaras de Sud América”
Los soldados "voluntarios" del interior.
El paisanaje de las provincias, que intervino tantas veces voluntariamente en las luchas ante la sola convocatoria de los caudillos, se negó a participar en una guerra que no sentía suya. Sintiéndose más cercanos a la provincia hermana del Paraguay que a los porteños y a los “macacos” brasileros, se negaban a enrolarse, lo que motivo la deserción y levantamiento de muchos batallones del interior. Consta en el archivo histórico, la Factura de un herrero de Catamarca, “por doscientos grilletes para los voluntarios de la guerra del Paraguay”
“...el reclutamiento de los contingentes no fue fácil. (...) Para llenar las cuotas provinciales se autorizó reclutarlos mediante paga, pero pocos lo hicieron. Entonces los gobernadores, mitristas en su totalidad, y los comandantes de frontera se dedicaron a la caza de “voluntarios”. Emilio Mitre , encargado del contingente cordobés, escribe el 12 de julio que manda los “voluntarios atados codo con codo”; Julio Campos, porteño impuesto como gobernador de La Rioja, informa el 12 de mayo:”Es muy difícil sacar los hombres de la provincia en contingentes para el litoral…a la sola noticia que iba a sacarse, se han ganado la sierra”. Los “voluntarios” de Córdoba y Salta se sublevan en Rosario apenas les quitan las maneas; el gobernador Maubecin, de Catamarca, encarga 200 pares de grillos para el contingente de la provincia. (Revista de la Biblioteca Nacional, XXI, n° 52)
¿Cobardía? Eran criollos que lucharon en Cepeda y
Pavón, y bajo las órdenes del
Chacho Peñaloza. No desertaban – como acotan algunos – y lo demostrarán en 1867 alzándose tras
Felipe Varela y Juan Saa. Simplemente no querían ir “a esa guerra”. (JM Rosa Historia Arg.t.VII.pag 140)
Felipe Varela en un manifiesto proclamado por él mismo el 1º de enero de 1868, afirmaba lo siguiente:
"En efecto, la guerra con el Paraguay era un acontecimiento ya calculado, premeditado por el general Mitre".
Urquiza también tiene problemas para juntar los contingentes, y a pesar de decirles que la guerra es
“contra los porteños”, las divisiones de Victoria y Gualeguay se niegan a marchar, y
López Jordán le escriba a Urquiza:
“Usted nos llama para combatir el Paraguay. Nunca, general; ese es nuestro amigo. Llámenos para pelear a los porteños y brasileros; estaremos prontos; ésos son nuestros enemigos. Oímos todavía los cañones de Paysandú.”
Muchos se opusieron a esa guerra infame, entre otros el autor del
Martin Fierro,
José Hernández y Juan Bautista Alberdi, y los “voluntarios” se revelaban en Entre Ríos, Corrientes, Catamarca, San Juan y casi todas las provincias del interior, con la rebelión de batallones enteros, etre otros el conocido
"desbande de Basualdo".
Juan Bautista Alberdi mantuvo con
Mitre una agria
polémica publica en la que entre otras cosas, refiréndose al propio Mitre, le enrostró la siguiente frase:
“Si al menos hubiera yo tomado una escarapela, una espadas, una bandera de otro país, para hacer oposición al Gobierno del mío, como en Monte Caseros lo hizo otro Argentino contra Buenos Aires, con la escarapela Oriental, como oficial Oriental, bajo la bandera oriental y alienado con los soldados de brasil..” y opinando luego además sobre la política del mitrismo agrega:
“Para gobernar a la República Argentina vencida, sometida, enemiga, la alianza del Brasil era una parte esencial de la organización Mitre-Sarmiento; para dar a esa alianza de gobierno interior un pretexto internacional, la guerra al Estado Oriental y al Paraguay, viene a ser una necesidad de política interior; para justificar una guerra al mejor gobierno que haya tenido el Paraguay, era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos; y López y Berro han sido víctimas de la lógica del crimen de sus adversarios”. (Juan Bautista Alberdi)
"En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales, Mitre, Sarmiento y Cía., han establecido un despotismo turco en la historia, en la política abstracta, en la leyenda, en la biografía de los argentinos. Sobre la revolución de Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas, sobre sus guerras ellos tienen un Alcorán, que es de ley aceptar, creer, profesar, so pena de excomunión por el crimen de barbarie y caudillaje”" (Juan Bautista Alberdi. Escritos póstumos. Ensayos sobre la sociedad, los hombres y las cosas de Sudamérica. Buenos Aires. 1899)
Se recurre inclusive al reclutamiento de mercenarios europeos mediante el engaño y promesa de tierras como campesinos. Según testimonios de un integrante de un contingente suizo, se los embarca engañados y se le retiran los documentos. Al llegar a Buenos Aires son llevados al frente por la fuerza o encarcelados. (Declaración de un “enganchado siuzo”, cit.por Chiavanetto: O genocidio Americano. A guerra de Paraguai)